Hoy, 26 de noviembre, se cumplen 70 años desde el estreno de uno de los mayores hitos del cine universal. Hoy, hace 70 años, en plena II Guerra Mundial, entre muchas dudas (la mayoría pensaban que sería el mayor fracaso del año), se estrenaba en el Teatro Hollywood de Nueva York para coincidir con la invasión de las tropas aliadas de la costa norte de África y la captura de la ciudad de Casablanca.
Siete décadas han pasado ya desde que Rick Blaine (Humphrey Bogart) se despidiera de Ilsa Lund (Ingrid Bergman) en el brumoso aerodromo de Casablanca, donde la niebla se perdía entre el humo de la pólvora recien quemada y el cigarro inmarcesible de Bogart.
Casablanca estuvo nominada a 7 Oscar y ganó 3, el de mejor guión adaptado, el de mejor director (Michael Curtiz) y el de mejor película, pero no pasó a la historia del cine por los premios. Lo hubiera hecho sin ninguno de estos. Casablanca se convirtió en un mito del cine, un fenomeno por todo lo que es. Porque sin duda alguna no es la que tiene el mejor guión, la de mejor imagen, ni la más completa. Pero todo, junto con su maravilloso reparto, lo reune en un coctel que te deja sin aliento. Que se disfruta en cada metraje.
Casablanca es lo que es por esos dialogos que se mascan. De los que quieres tomar nota como si estuvieras en un aula. De los que te dejan pensando tanto tiempo que casi te pierdes lo siguiente. De los que debes parar la escena, ahora que podemos, porque necesitas pararte con la mirada en ningún lugar para saborear detenidamente. Es historia por esos planos y esa fotografía en las que puso tanto ímpetu su director. por las miradas y los gestos de sus protagonistas. Por esa bruma de nostalgia, de intensidad, de derrota y de esperanza, de victoria y de añoranza que traspasa la propia pantalla y sumerge a todo el que la ve.
Es historia en cada encuentro y en cada soledad retratada. En la luz y en las sombras que se mezclan en el espacio de tiempo que viven con absoluta intensidad sus personajes.
Casablanca es lo que és, por supuesto, por sus actores, que nos demuestran lo real que es lo humano y hasta dónde se llega por amor. Lo es la interpretación de él y de ella, de Bogart y Bergman que descubrimos hechos para este papel desde siempre y para siempre.
Casablanca es lo que és, por supuesto, por sus actores, que nos demuestran lo real que es lo humano y hasta dónde se llega por amor. Lo es la interpretación de él y de ella, de Bogart y Bergman que descubrimos hechos para este papel desde siempre y para siempre.
Y también es lo que es por su música que fue escrita por Max Steiner (autor también de la mítica banda sonora de Lo que el viento se llevó.
Y por supuesto es La canción As time goes by que Sam toca una y otra vez durante la película (sin que nunca nadie le diga la supuesta frase que no se dice de "Tócala otra vez Sam").
Casablanca es un bar y una escalera de un avión a punto de partir.
Casablanca es un bar y una escalera de un avión a punto de partir.
Casablanca no es una película bélica, ni un drama, ni una comedia, ni una película de cine negro, sino que lo es todo a la vez.
Tuve la ocasión de verla hace unos meses en versión original subtitulada en el cine con mi hermano, y puedo asegurarles que lo que disfruté no tiene nombre. Y eso que la había visto varias veces en televisión.
No dejen de verla estos días, tanto si la han visto, como (por supuesto) si no lo han hecho.
Porque siempre nos quedará París, y por supuesto, Casablanca.